La lucha diaria

A veces nos tocan días donde creemos que el principal objetivo de la gente que nos rodea es sacarnos de las casillas o volvernos locos. En ese grupo de gente hay de todo: personas que nos caen mal (y/...

| Mario Requena Mario Requena
A veces nos tocan días donde creemos que el principal objetivo de la gente que nos rodea es sacarnos de las casillas o volvernos locos. En ese grupo de gente hay de todo: personas que nos caen mal (y/o nosotros a ellos), jefes irrazonables e impertinentes, vecinos bulliciosos, hijos desorientados, esposo(a) listo(a) para tocar el botón adecuado para que nos llenemos de furia y frustración. La lista puede ser interminable y nos preguntamos: ¿Cómo podemos pasar un día lleno de gente difícil? ¿Cómo puedo lidiar con gente que no va a cambiar- según mi opinión- sus maneras auto-destructivas, no importa cuánto me esfuerce para ayudarlos? Para empeorar las cosas, empezamos a descubrir que cada vez más seguido nos viene la impresión que nuestra vida la llevamos con horarios y tareas que no podemos controlar y tenemos entonces, la sensación que estamos siendo tirados por decenas de cuerdas en direcciones contrarias. Y con rebeldía nos preguntamos: ¿¡A Dios le importan o no mis inquietudes!?Lamentablemente, muchos de nosotros dudamos, especialmente en esos días difíciles, que Dios realmente se preocupa por cada una de nuestras ansiedades y nos parece nada más que un buen discurso eso de que Dios tiene contados todos nuestros cabellos y además, de cada uno de nosotros. Y abatidos pensamos que los miles de millones que ya somos los seres humanos impiden que Él se preocupe por cada una de nuestras vidas. O creemos que Dios está demasiado ocupado evitando que nos metamos en más guerras y en el millón de otros problemas "reales" de este mundo como para preocuparse de nuestras cosas. Y es en ese momento, que nos acercamos peligrosamente al abismo de la incredulidad y el escepticismo porque queremos rendirnos, pero cuidado: ese momentáneo alivio que da la rendición es la puerta para nuevas y peores angustias, ante las que estaremos aún más indefensos por una razón muy simple: ya nos rendimos una vez y por lo tanto, desconfiamos de Dios.En los dos mil años que ya pasaron desde que Cristo caminó por la tierra, la Iglesia ha hecho eco de este sentimiento de desánimo y abandono que a veces nos acongoja. Acordémonos cuando el apóstol Pablo proclama -desde la cárcel nada menos- que no debemos permitir que la ansiedad y la angustia perturben nuestras mentes (Fil. 4:6). Incluso más: cada vez que vamos a misa decimos estas palabras: "Líbranos, Señor, de todos los males y concédenos la paz en nuestros días. En tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo".¿Protegidos de toda la ansiedad? ¿No es egoísta, o por lo menos, poco realista pedir eso? ¿Por qué nos atreveremos a pedirle al Señor que nos libre de las angustias y el dolor, si ambos son tan parte de la vida diaria como la respiración? ¿Cuántas personas pueden salir de su casa en la mañana sin sentir una pequeña punzada de ansiedad por las cosas que deben enfrentar ese día? Nosotros en Schoenstatt conocemos a una persona de esas: el Padre Kentenich. Y además conocemos como lo logró: depositándose completamente en las manos de María porque nuestro Padre Fundador había hecho carne, desde muy joven, lo que Jesús nos recuerda cuando dice: "si un padre y una madre quieren dar sólo cosas buenas a sus hijos, entonces el Padre Celestial - cuyo amor es más perfecto y profundo que el de cualquier otra persona en esta tierra - ¿Cómo va a querer que su hijo o hija sea consumido por la angustia y la preocupación? Entonces ¿qué podemos hacer para vencer nuestras congojas? Escuchemos a lo largo de cada día a esa constante y tranquila voz llamando al centro de nuestra alma que nos dice: "Hijo mío, estás angustiado. Quédate quieto. No tengas miedo. Yo estoy contigo". El Padre Kentenich dice lo mismo de otra manera. "En eso quedamos: permanecemos fieles".
Comentarios
Los comentarios de esta noticia se encuentran cerrados desde el a las hrs