Cuando el mundo gira alrededor de mi ombligo (Parte II)

Se termina el año y las manifestaciones masivas de los estudiantes se acabaron, por lo menos hasta marzo de 2012. Se logró un aumento de 400 millones de dólares, que serán destinados a incrementar el número de becas y de alumnos habilitados para recibir ayuda económica. El resto de los pedidos relacionados con acabar el lucro, aumentar los sueldos de los profesores y el control intenso por parte del Estado de la educación en todos sus niveles, entre otras materias, quedaron para el futuro. Los estudiantes no están contentos y supuestamente el próximo año volverán a exigir sus demandas.El gobierno, por su parte, presentará una ley para constituir un Fondo de 4.000 millones de dólares para hacer un ajuste estructural al sistema educativo. Con eso espera establecer las bases para una reforma educativa fundamental. ¿En qué debiera consistir? ... ...

| Mario Requena Mario Requena

Pasó noviembre y encontramos que las manifestaciones masivas de los estudiantes se acabaron (por lo menos hasta marzo del próximo año) y lo que se logró fue un aumento de 400 millones de dólares que serán destinados a incrementar el número de becas y de alumnos habilitados para recibir ayuda económica. El resto de los pedidos relacionados con acabar el lucro, aumentar los sueldos de los profesores, control intenso por parte del Estado de la educación en todos sus niveles, etc., etc., ha quedado para el futuro. Como era obvio, los estudiantes no están contentos y supuestamente el próximo año volverán a exigir sus demandas. En ese sentido, pareciera que una de las razones por las que Camila Vallejo perdió la presidencia de la CONFECH fue que no habría sido capaz de conseguir que el Gobierno atienda de mejor manera las demandas y el nuevo presidente de la organización estudiantil sería más radical.

El gobierno, por su parte, presentará el próximo año una ley para constituir un Fondo de 4.000 millones de dólares para hacer un ajuste estructural al sistema educativo y con eso espera desactivar de manera definitiva las demandas estudiantiles y, lo que es más importante, establecer las bases para una reforma educativa fundamental.

Los Profesores

Continuando con la anterior columna, pareciera que en Chile un problema de fondo es el nivel salarial de los profesores del nivel primario y secundario. Al respecto, creo que es importante comparar lo que ganan en un año los profesores con más de 15 años de antigüedad en distintos países. En Estados Unidos un profesor gana al año US$ 46.000, en Finlandia gana US$ 38.000, en España US$ 34.000, en Chile US$ 17.000 (alrededor de US$ 1,500 al mes, que viene a ser $750,000), en Argentina US$ 18.000, y en Bolivia US$ 2.500.

¿Qué conclusión sacamos? Que en general los profesores ganan en promedio el PIB per cápita de su país, lo cual es un valor bajo en comparación con los ingresos de otras profesiones como ingenieros, abogados y médicos, pero es un monto que permite vivir de manera digna en cada uno de los países nombrados.

O dicho de otra manera: si usted quiere tener una profesión que le permita ganar mucho dinero, en ningún país le convendría ser profesor.

Más datos: ¿Cuál es el país que según diversos indicadores tiene la mejor educación del mundo? La respuesta es Finlandia, que en los resultados que miden la capacidad de los estudiantes en matemáticas, ciencias y comprensión de lectura supera a países como Estados Unidos, Alemania y Japón. Dos datos más: Finlandia está entre los tres países más competitivos y eficientes del mundo. ¿Cuántos habitantes tiene?: casi 6 millones.

Nos preguntamos entonces qué han hecho los finlandeses para lograr resultados tan excelentes, sin hacer que sus profesores ganen sueldos extraordinarios. Para responder esa inquietud paso a describir el documento "Policy Development and Reform Principles of Basic and Secondary Education in Finland since 1968", y sugiero que los interesados en este tema lo lean, ya que lo que expongo acá es un resumen muy básico de lo descrito en ese documento.

El Éxito de Finlandia

Hay 10 razones que explicarían el tremendo éxito de los finlandeses. Acá solo nombraremos las más importantes. La primera es que sus escuelas primarias son lugares donde el jugar y el aprender se combinan con distintas alternativas pedagógicas y no se considera a la escuela como una institución para simplemente dar instrucciones.

Otro aspecto significativo es que los profesores son muy respetados y apreciados y ninguno de ellos califica para tener un trabajo permanente si no tiene, aparte de su instrucción universitaria, al menos una maestría en temas relacionados con la educación. Cada año postulan 5.000 estudiantes a las universidades que preparan los profesores y solamente se acepta al 10% de ellos. Por ejemplo, los profesores finlandeses tienen completa independencia para escoger sus métodos pedagógicos y están siempre motivados para realizar estudios de postgrado. Asimismo, esta libertad para escoger los métodos pedagógicos les incentiva a involucrarse en la planificación de los planes educativos de sus escuelas. Conste, como ya vimos, que los profesores finlandeses no tienen buenos sueldos, así es que la motivación para dedicarse a la pedagogía no viene por el lado económico sino más bien del prestigio y del apoyo estatal para fortalecer sus capacidades para hacer bien su trabajo.

Un tema que es sorprendente es que no existen exámenes obligatorios hasta el final de la educación secundaria, donde es mandatario dar un examen nacional que cubre los temas de idioma materno, idioma extranjero, matemáticas, ciencias naturales y sociales. Como se ve, son casi las mismas áreas que cubre la actual PSU en Chile y con los resultados de esta prueba, cada escuela, sus profesores y toda la comunidad en general, se juegan su prestigio académico.

Los profesores miden el avance de sus estudiantes, desarrollando sus propios métodos de calificación, no poniendo notas cuantitativas y más bien usan métodos cualitativos para describir el avance de sus alumnos. De esta manera, inducen a la creatividad y la adhesión al riesgo. Otro dato importante es que en Finlandia los profesores de la educación primaria y secundaria dedican sólo en promedio 650 horas al año en contacto directo con sus alumnos. El resto del tiempo, que son más de 1.000 horas al año, lo dedican a planificar y evaluar el resultado de sus métodos pedagógicos. Este nivel es uno de los promedios más bajos entre los países desarrollados. Para el caso de Chile, esta cifra corresponde a casi 900 horas, que viene a ser una de las más altas al compararlas con el resto de los países desarrollados.

La comunidad confía en sus escuelas y en sus profesores de tal manera que ambos reciben completa autonomía. El Consejo Nacional de Educación sólo vigila que el desarrollo del currículum, la evaluación de la educación y el soporte de los profesores a sus alumnos sea el adecuado y de ninguna manera impone planes de estudio o tests estandarizados. Cada escuela desarrolla su propio currículum para así reflejar las preocupaciones de la comunidad. Adicionalmente, hay un amplio consenso que mejorar la tecnología, incentivar el desarrollo sostenible y educar el "ser" empresario están dentro de las prioridades más altas de la sociedad finlandesa.

Un aspecto que es definitivo para el éxito del sistema educativo finlandés, es que hay consenso político para conseguir que el sistema funcione. En otras palabras, el Gobierno, los sindicatos, los partidos políticos y los apoderados trabajan de manera coordinada y en constante comunicación en busca de la meta común. En muchos países, entre ellos Chile, el tema educativo está polarizado y consecuentemente politizado. Un ejemplo concreto de esa situación ha sido todo lo que ha vivido Chile a lo largo del año 2011.

Pero lo que es simplemente sorprendente es que, al inicio de la reforma educativa y durante más de 10 años, en Finlandia la cabeza del Ministerio de Educación fue ocupada por dos ministros, un oficialista y otro que representaba a la oposición. Esta medida es considerada vital para conseguir el enorme desarrollo que tuvo en menos de 20 años el sistema educativo finlandés, ya que obligó a los partidos a deshacerse de sus objetivos populistas y de corto plazo para focalizarse en lo que era importante y además obligarlos a cooperar y actuar de manera conjunta.

Toca ahora preguntarse si muchas de estas medidas son posibles de aplicar en América Latina en general y en Chile en particular. Muchos dirán que la mentalidad latina no da para que exista este nivel de consenso y cooperación. Dirán que nuestra mentalidad de obtener lo máximo con el mínimo esfuerzo se sobrepone al esquema de responsabilidad social y cooperación que existe en las culturas nórdicas.

Personalmente no lo creo así, porque si fuera de otra manera en primer lugar no creería en la pedagogía schoenstattiana, que está tan bien reflejada en este esquema pedagógico.

Por último, sólo queda esperar que el plan que el Gobierno presente el próximo año para reformar la educación chilena considere varias y ojala la mayoría de las características del sistema educativo finlandés. Especialmente aquella donde el partido de oposición está obligado a nombrar un Ministro de Educación que compartirá responsabilidades con el Ministro del oficialismo. Quizás éste sea el primer paso para que la política en nuestros países mire más el bienestar de todos sus habitantes y no sólo la conveniencia oportunista del momento.

Finalmente, faltaría explicar por qué escogí el título para esta columna, que hace una analogía entre las personas y los movimientos sociales que creen que el mundo gira alrededor de su ombligo cuando tratan de encontrar la solución de sus problemas. Creo que a estas alturas la respuesta está implícita: no es posible exigir a los encargados de dirigir un país, una comunidad o una organización cualquiera que las soluciones para resolver un problema sectorial no consideren las necesidades del resto de los sectores y además las limitaciones económicas.

Mario Requena

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